martes, 31 de mayo de 2011

testimonio de vida


Queremos compartir el testimonio de Cesar Miranda Quispe de 22 años, el cual, es un ejemplo de superación, tenacidad y fortaleza. Parte importante de su vida la pasó en el Hogar Clínica y nos visitó hace poco para contarnos su experiencia.

Este testimonio fue dirigido a las autorides hospitalarias del Hogar Clínica San Juan de Dios, Ministerio de Salud y directivos de Telefónica del Perú en la celebración por el 11 aniversario de las Aulas Fundación Telefónica en Hospitales que tuvo lugar en el Hogar Clínica San Juan de Dios del Cusco, el 13 de mayo del 2011.

Reproducimos a continuación Las palabras de César:

Muy buenos días con todos, gracias por permitirme estar presente aquí.

Quiero compartir mi experiencia durante el tiempo que duró mi estadía en el Hogar Clínica San Juan de Dios del Cusco.

Mi nombre es César soy ex paciente de esta clínica; llegue aquí cuando apenas era un niño, se podría decir que crecí aquí. Recibí la rehabilitación que necesitaba me enseñaron todo lo que un niño debería saber estando afuera. Las enfermeras, hermanos hospitalarios, voluntarios, los niños y todos cuanto trabajaban aquí formaron parte de mi familia.

En las mañanas recibía las terapias necesarias y por las tardes me dedicaba a jugar, y hacer todas esas cosas que hacen los niños (travesuras) como molestar a cuanto podía; al tiempo nuestras tardes se volvieron aburridas; hasta cuando llegaron unas personas trayendo esos equipos electrónicos que todos decían “¡¡Son computadoras!! ¡¡Son computadoras!!”, entonces fue cuando decidí investigar de que se trataba.

Me invitaron a entrar al aula y fue cuando mi mente se abrió, entonces ya no quería salir y pasaba todo el tiempo allí hasta en los días que no me tocaban entrar al aula. Día a día los profesores me enseñaron de matemáticas, literatura, ciencias y otros. Pasó el tiempo y ya no necesitaba del profesor, todo lo que quería saber estaba en internet.

Ya cuando me dieron de alta salí a vivir con mi familia, entonces ya no había el “aula” fue cuando decidí estudiar todo lo referente a las computadoras. Le costó mucho a mi tía matricularme en un instituto para que pueda estudiar; pero más me costó a mi adaptarme a las personas de afuera, ir de temprano a estudiar, mi instituto no era como el “aula” de aquí, mucho menos mi profesor, tal vez le faltaba paciencia o ser especial como no sé…. Más eran y son mis ganas de entender lo que le pasan a las computadoras que quejarme de la odisea que es adaptarse al mundo real.

Ahora soy informático aunque me falta mucho más por saber, soy capaz de arreglar una computadora, desarmarla o armarla, entiendo de los programas, errores comunes, entre otras cosas.

Así como me costó mucho esfuerzo estudiar e integrarme a la sociedad ahora paso otra odisea tratando de integrarme al mercado laboral.

Gracias a mi experiencia en las Aulas quiero aprovechar estos minutos en los que tengo su atención para pedir algo importante para los niños: “por favor no dejen de apoyar, colaborar, formar parte de este hogar y del aula si quieren escuchar a otro como contándoles y recordándoles con cariño”, es que ladrillo a ladrillo se hacen edificios y voluntarios a voluntarios formamos clínicas hogares como esta…

Mi entera gratitud a esta clínica y al aula que festeja un año más de los muchos venideros ayudando a los niños. Un agradecimiento especial a los profesores Helmer Del Pozo y Silvia Yancapallo, a todas las enfermeras entre ellas Nancy y Norma a mis terapeutas Patricia y Bridyth y a un grupo de personas generosas que trabajan en este programa de la Fundación Telefónica.

Gracias.

Atentamente.

Cesar Miranda Quispe



* Todas las fotos son referenciales



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